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LEOPOLD GODOWSKY EN PALMA DE MALLORCA

    Miguel Ángel Picó Pascual

    Muchos han sido los compositores extranjeros que han creado algunas de sus obras más importantes durante una breve estancia en la isla de Mallorca, el más célebre es, sin duda alguna, Chopin. El pianista lituano-americano Leopold Godowsky (1870-1938), cuyo nombre permanece estrechamente ligado con este compositor por la extraordinaria recreación que realizó de sus estudios, también estuvo en la isla, si bien su permanencia en la misma hasta la fecha no se ha destacado nunca, siquiera aparece reflejada en la prensa de la época. A lo largo de un mes, desde finales de marzo hasta finales de abril de 1929, residió en Palma de Mallorca junto a su esposa Frieda. Al paracer, fue un viejo amigo, el padre Francisco Molina, quien le propuso este viaje de relax. Desconocemos al día de hoy cuándo se conocieron ambos, aunque, quizás, lo más probable es pensar que fuese en una de sus anteriores giras por España (1905 o 1925). En Palma costó proveerle de un piano decente para poder trabajar, pues fue en un viejo piano vertical de pared donde compuso tres piezas de su Suite en Re. En dos días de la segunda semana de su estancia en la isla creó tres de los ocho movimientos que constituyen su Suite para la mano izquierda: la Allemande, la Courante y la Sicilienne. En realidad, podríamos decir que concluyó la obra en Palma, puesto que ésta había sido inicada en París el 8 de febrero de 1929 con la composición del Menuet, al que siguió la Gigue, escrita el día 10, la Bourré, el día 18, la Gavotte, escrita el 3 de marzo y la Sarabande, el día 10. El orden de composición en modo alguno siguió la disposición final de la obra. 

    En Palma de Mallorca compuso el 4 de abril dos piezas, la Courrante y la Sicilienne, y cuatro días más tade, el 8, concluía la Allemande, que, en realidad, abre la composición. Es aquí, al concluir la obra, cuando pondría orden a la misma. Una semana antes de finalizarla, y a los pocos días de llegar a Mallorca, en una carta escrita en Palma el 21 de marzo y dirigida a su devoto discípulo y amigo Maurice Aronson, residente en Evanston (Illinois) le relataba que iba a escribir un elaborado prefacio a la obra, un verdadero «tour de force». La verdad es que la Allemande junto con la Courrante son dos piezas de gran complejidad, muy elaboradas y muy densas en el detalle. Finalizada su estancia en la isla, ya desde París, el 29 de abril le resumía al citado pianista, con quien tuvo una copiosa correspondencia a lo largo de toda su vida, su reciente creación del siguiente modo: «The entire suite is unusually homogeneus, notwithstanding the fact that each of the eight numbers is enterely different in character…There is much detail, yet there is flow, a large line, a convincing polyphony, and melodic and harmonic inevitableness, while the form is in rococo style, the contents are fresh and not conventional». A pesar de su referencia al estilo rococo, la obra en modo alguno lo evoca, presenta un claro estilo neoromántico, pese a seguir un modelo barroco.

      Esta suite es, en realidad, la segunda que se haya escrito para la mano izquierda, la primera la escribió E. Pauer en 1890. A pesar de que no tienen nada que ver la una con la otra, considero que Godowsky conocía esta obra y, no sabemos por qué, decidió estructurarla del mismo modo. El hecho de colocar una Gavota provista igualmente de Mussette precediendo a la Sarabanda, algo que no es nada habitual, denota que el genio lituano decidió seguir la misma estructura que aquella. La gran diferencia entre ambas obras es la genialidad que las separa. Frente a la sencillez y simpleza de la primera, destaca el virtuosismo extremo y la musicalidad de la segunda. 

    La obra, escrita en Re Mayor y re menor, con resabias influencias rachmaninovnianas, con alguna que otra evocación bachiana en la Allemanda, que nos recuerda algo a su Preludio para la mano izquierda, presenta el típico color cromático característico de Godowsky, todo ello regado de emocionantes pasajes y melodías de un gusto inmejorable, como el de la Sicilianne, escrita precisamente en Palma. Con todo, se trata de una composición madura que demanda una brilllante técnica virtuosística, motivo por el que, al igual que el resto de sus obras, los pianistas hayan huído de ejecutarla. La Suite nunca ha sido interpretada en España. 

    La obra, dedicada al pianista y profesor del Conservatorio de París, Isidor Philipp, de origen húngaro, fue publicada en Nueva York en 1930 por G. Schirmer. De todo el repertorio pianistico para mano izquierda, ésta es la obra más larga que se haya escrito nunca, y de toda su producción, sus únicas piezas escritas en España. La tranquilidad que entonces se respiraba en Palma, debió servirle para crear estas tres piezas maravillosas, que espero poder darlas a conocer al público mallorquín algún día, cuando quieran, puesto que la obra forma parte de mi repertorio

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